Planes entre FAO y Crop Life (agrotóxicos y transgénicos)

Necesitamos una FAO fuerte, independiente de la industria de plaguicidas.

Preocupa e indigna los planes entre FAO y Crop Life para fortalecer vínculos oficiales (FAO-CROP LYFE) .

Ante esta situación 352 organizaciones de la sociedad civil y de pueblos originarios, provenientes de 63 países, que representan a centenares de miles de agricultores, pescadores, trabajadores agrícolas y otras comunidades, así como a instituciones de derechos humanos, justicia ambiental, económica y de consumo responsable de alimentos firmamos una carta (DESCARGA LA CARTA) a Qu Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), instándole a detener los planes anunciados recientemente para profundizar la colaboración con CropLife International.

«Necesitamos una FAO fuerte, independiente de la industria de plaguicidas y libre de los intereses de mercado de las corporaciones globales, comprometida con alimentos seguros y saludables y sistemas agrícolas sostenibles para el beneficio de todas las personas», dice Susan Haffmans de PAN Alemania. Con este compromiso con la agroecología, la FAO se ha embarcado en este camino sustentable. La FAO no debe poner en peligro sus éxitos en agroecología ni su integridad cooperando precisamente con esa rama de la industria que es responsable de la producción de plaguicidas altamente peligrosos y cuyos productos contribuyen a envenenar a las personas y su entorno en todo el mundo «

CropLife es una asociación comercial internacional que representa los intereses de las empresas productoras y promotoras de los plaguicidas, incluyendo aquellos que son altamente peligrosos (PAP o HHP por su nombre en inglés). Según la carta, los PAP “son responsables por un amplio
rango de devastadores daños a la salud de agricultores, trabajadores rurales y familias campesinas de todo el mundo” y estas sustancias químicas han “diezmado las poblaciones de polinizadores y también están causando estragos a la diversidad y los frágiles ecosistemas”.

PUEDE LEER LA CARTA (DESCARGAR) que expone varios análisis sobre los planes entre FAO y Crop Life anunciados para fortalecer vínculos oficiales.

19 Noviembre de 2020

Director-General Qu Dongyu

FAO, Organización para la Agricultura y la Alimentación

Viale delle Terme di Caracalla

00153 Roma, Italia

Estimado Director General Qu,

Las 352 organizaciones de la sociedad civil y de pueblos originarios, provenientes de los 63 países abajo mencionados, representan a centenares de miles de agricultores, pescadores, trabajadores agrícolas y otras comunidades, así como a instituciones de derechos humanos; u otras basadas en la fe, y/o la justicia ambiental y económica. Nos dirigimos a Ud. para expresarle nuestra profunda preocupación por los planes anunciados por FAO para fortalecer vínculos oficiales con CropLife Internacional. Instamos decididamente a Ud. a reconsiderar esta alianza.

El fortalecimiento de la colaboración con Crop Life, una alianza comercial que representa los intereses de las corporaciones productoras y promotoras de los plaguicidas peligrosos sabotea en forma directa la prioridad establecida por FAO de minimizar los peligros del uso de plaguicidas en el mundo, “incluyendo la prohibición gradual de los plaguicidas altamente peligrosos (PAP)”. Sabotea los principios fijados en el Código de Conducta de FAO sobre Gestión de Plaguicidas, y encadena a la agencia a los productores de tecnologías peligrosas, no sustentables, renunciando al rol de FAO como líder global que apoya enfoques innovadores para la producción agrícola que promueve la paulatina realización del derecho a alimento adecuado en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, la sustentabilidad y la resiliencia.

La dependencia de plaguicidas peligrosos es una solución de corto plazo que obstaculiza el derecho a alimento adecuado y salud para las generaciones actuales y futuras, tal como se estableció en el informe 2017 del Relator Especial de Derecho a la Alimentación.

Un  análisis reciente de documentos de la industria demuestra que los miembros de CropLife, BASF, Bayer Crop Science, Corteva Agriscience, FMC y Syngenta, generan más de un tercio de sus ingresos con la venta de PAP, plaguicidas Altamente Peligrosos, que son los plaguicidas más dañinos para la salud de los seres humanos y el ambiente. Su objetivo fundamental es maximizar la venta de sus productos, sin importar la salud y daños ambientales y tampoco les interesa si estos productos son o no necesarios, o benefician realmente a los productores agrícolas. Por el contrario, FAO debería buscar aumentar el acceso de los agricultores a prácticas y herramientas que los ayuden a cultivar sus alimentos en forma sustentable sin dañar su salud.

Además, las compañías que integran CropLife tienen como  objetivo explícito a los países en desarrollo de África, América Latina y Asia, considerados como mercados de expansión para sus productos, con el apoyo  de los débiles controles existentes para el registro y comercialización de plaguicidas. La proporción de sus ventas de PAP es aún más fuerte en estos países, donde las regulaciones de seguridad a menudo son menos robustas, y donde los daños a la salud de los seres humanos y el ambiente son mayores.

Las corporaciones globales productoras de plaguicidas que componen CropLife  son muy conocidas por el marketing agresivo de PAP, sustancias químicas responsables de un rango muy amplio de devastadores daños a la salud de los agricultores, los trabajadores rurales y las familias campesinas de todo el mundo. Una reciente revisión sistemática de la literatura (en imprenta ahora) encontró que un porcentaje significativo de agricultores alrededor del mundo sufren cada año intoxicación aguda por plaguicidas, de carácter no intencional. Los agricultores, los trabajadores rurales y los que viven en comunidades rurales también sufren aumentos en la incidencia de cáncer y de trastornos de los sistemas reproductivos, neurológicos y en el desarrollo.

Tal como destacó recientemente la Plataforma Científica Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, los plaguicidas producidos por las compañías miembros de CropLife también han disminuido las poblaciones de polinizadores y están causando estragos en la biodiversidad y ecosistemas frágiles. Algunos ejemplos específicos incluyen:

•   El herbicida Paraquat de Syngenta es uno de los plaguicidas de efecto agudo más tóxico del mundo y ha sido asociado a la Enfermedad de Parkinson y muchos otros daños a la salud. Prohibido en Europa desde el año 2007, aún se exporta y su uso está extendido en el mundo.

•   El insecticida clorpirifos de Corteva daña el desarrollo neurológico, lo que significa retrasos en el desarrollo e índices IQ más bajos. Ha sido prohibido en varios estados de Estados Unidos, en Europa y en cuatro países más, pero su uso y producción continúa.

•   Imidacloprid de Bayer y otros insecticidas sistémicos neonicotinoides han devastado las poblaciones de polinizadores. Un  estudio reciente encontró que en general, las granjas de Estados Unidos son 48 veces más tóxicas para los insectos de lo que eran hace 20 años.

•   El fipronil de BASF ha estado implicado en mortandad masiva de abejas en muchos países, entre ellos Francia, Brasil y Sud África.

Estos son solo unos pocos ejemplos de los impactos de los cientos de productos fabricados y promocionados por las corporaciones miembros de CropLife Internacional.

CropLife con frecuencia declara que su objetivo es entregar tecnología “amigable ambientalmente” a través de las semillas transgénicas (GM) que sus corporaciones también producen. La inmensa mayoría de esas semillas, sin embargo, han sido manipuladas ya sea para contener insecticidas, o bien para ser usadas junto a herbicidas que también son propiedad de esa compañía. Las semillas transgénicas son de esta manera fundamentalmente un mecanismo para aumentar las ventas de los agrotóxicos asociados, y asegurarse ingresos constantes por la venta de plaguicidas tales como el glifosato y ahora (en respuesta a la resistencia al glifosato de las malezas) los herbicidas 2,4D, dicamba y glufosinato, que son muy proclives a la deriva. Estas tecnologías encadenan a los productores agrícolas al uso creciente de plaguicidas, especialmente cuando aparece la resistencia.

Una alianza con CropLife también socava el apoyo de FAO a la agroecología, que es importante y necesario de forma urgente. Este enfoque de producción agrícola basado en la ecología, según la misma FAO destaca “puede apoyar la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y la nutrición, restaurando al mismo tiempo los servicios ecosistémicos y la biodiversidad que son esenciales para tener una agricultura sustentable”.

Por el contrario, el objetivo de CropLife es abogar por el uso de los productos de sus socios. Estas anticuadas soluciones químicas para el control de plagas, van directamente en contra de la urgente y necesaria transición a enfoques innovadores e intensivos en conocimiento que la FAO ha venido apoyando en los últimos años. Los sistemas agroecológicos han demostrado ser económicamente factibles en todo el mundo, promueven la salud humana en lugar de dañarla, y son más “resilientes y robustos, de manera que pueden soportar las abruptas variaciones y volatilidad del creciente cambio climático, pueden entregar alimentos sustentables a precios accesibles para todos, y representar un trabajo digno para los trabajadores del sistema alimentario”, los cuales son los objetivos precisos que FAO destacó recientemente el Día Mundial de la Alimentación.

Entendemos que Ud. estará sometiendo esta nueva “estrategia de colaboración con el sector privado” a los estados miembros de FAO para su evaluación antes de que concluya el año 2020. Con mucha fuerza, le instamos a reconsiderar y discontinuar esta alianza tan profundamente inapropiada con CropLife.

Cordialmente,

Million Belay, General Coordinator – Alliance for Food Sovereignty in Africa (AFSA)

David Azoulay, Environmental Health Program Director Center for International Environmental Law (CIEL)

Ana Maria Suarez Franco, Executive Coordination Team FIAN International

Kirtana Chandrasekaran and Martin Drago, Food Sovereignty Program Coordinators Friends of the Earth International

Sophia Murphy, Executive Director Institute for Agriculture and Trade Policy (IATP)

Andrea Carmen, Executive Director International Indian Treaty Council (IITC)

Pam Miller and Tadesse Amera, Co-Chairs International Pollutants Elimination Network (IPEN)

Sue Longley, General Secretary International Union of Food, Agricultural, Hotel, Restaurant, Catering, Tobacco and Allied Workers’ Associations (IUF)

Kristin Schafer, Coordinator Pesticide Action Network (PAN) International

Laurent Gaberell, Agriculture and Food Expert Public Eye

Chee Yoke Ling, Executive Director Third World Network

Planes entre FAO y Crop Life