Desde las IV Jornadas Agroecológicas Ecuador 2017
Este si es un plato lleno de placeres, ummm… ¡Que hambre tengo! … de comida, de agua pura, de aire, de felicidad, de trabajo, de amistad, de ambiente y equidad….
Y ahora, ¿Cómo conseguimos los ingredientes para este plato tan exquisito?
Y nos fuimos a Riobamba en su búsqueda. Nos encontramos con un evento en la Escuela de Agronomía de la ESPOCH el pasado 25 de octubre. Los participantes: mujeres, hombres, campesinos, estudiantes, profesionales y más, agradecieron a la Pachamama por los granos, por las flores, por la tierra, por las semillas y por la vida.
Un rótulo que invitaba “Agroecología, ciencia, práctica y movimiento social: la respuesta para una alimentación sana, segura y sostenible” nos cautivó para adentramos en esta aventura. Conferencias, festivales, foros, giras de observación y prácticas de agroecología fueron los ingredientes encontrados.
La importancia de la Agricultura en la fabricación de nuestra comida fue tema en varios expositores y cómo ha cambiado sustancialmente. Vimos que esta ocupación digna del ser humano -la agricultura- cuyo propósito es satisfacer las necesidades de alimento de las poblaciones, se ha convertido hoy en un perverso negocio. Sobre él, se ha diseñado a nivel global un sistema alimentario que nos mira como compradores y no como humanidad. Quiere nuestras monedas y a cambio nos ofrece enfermedad y muerte disfrazada de placer y alimento. En el futuro, este sistema dominante quiere programar nuestro consumo, para hacerlo más rentable, usando tecnología de punta haciéndonos creer que no existe otra opción. También fuimos alertados sobre los impactos de este sistema en nuestra salud sin embargo existen hombres, mujeres y niños con obesidad, sobrepeso y en relación a esto, miles de dólares del presupuesto nacional destinados a curar enfermedades no transmisibles. Absurdo, pero cierto: ¡Nuestra comida nos está matando!
La luz en esta oscuridad
Conocimos las fincas Pacho y Tomás, dos agricultores pioneros en la Agroecología que mostraron la felicidad de producir comida propia, orgánica, agroecológica, rica y saludable en tierras donde no solo se produce comida sino también salud, trabajo, dignidad y equidad. Quedamos muy entusiasmados y motivados para convertirnos en consumidores responsables y cada día sumar más familias a este reto que crece en Ecuador y a un nuevo ritmo.
Para nosotros no fue suficiente y quisimos ver directamente esta realidad. Partimos al siguiente día a pequeñas fincas, donde observamos, participamos y probamos de ese sabor agroecológico. Bosques de comida, bioconstrucción, producción de hortalizas y alimentos, mercados solidarios, procesamiento de bebidas, agroecología, terapia para personas con discapacidad, agricultura inclusiva, energías alternativas y mucho más. Quedamos completamente saciados con todo lo que podemos hacer con la ciencia, práctica y movimiento social.
Finalmente, preguntamos a varias instituciones públicas sobre el futuro de nuestra comida y su rol en el diseño y construcción del nuevo sistema agroalimentario ecuatoriano pero fueron pocas las respuestas. Ante muchas preguntas sin responder: ¿Será el estado quien mejorará nuestro sistema alimentario? ¿Podremos recuperar los sabores perdidos? ¿Los gobiernos locales promueven la Agroecología? ¿Hay interés de los políticos en mejorar el sistema o solo quieren mantenerse en el poder?
Lo que quedó claro es que somos los ciudadanos consumidores los que debemos promover este nuevo sistema alimentario y buscar nuestra soberanía alimentaria rescatando nuestra cultura y tradición.
¡Quédate cerca comidita! ……
¿Y ahora….quien fregará los platos?