Las escuelas de formación se consolidan como espacios de interaprendizaje que contribuyen a fortalecer y expandir la agroecología, la soberanía alimentaria, la economía solidaria y el buen comer en comunidades y territorios.
La agroecología como nuevo paradigma de producción de alimentos, como ciencia y como herramienta de trasformación social, requiere un estado de conciencia y conocimientos teórico-prácticos que permita transitar y transformar nuestro sistema agroalimentario, nuestras fincas y nuestras vidas.
En este contexto las escuelas de formación se consolidan como espacios de interaprendizaje que contribuyen a fortalecer y expandir la agroecología, la soberanía alimentaria, la economía solidaria y el buen comer en comunidades y territorios.
Varios son los procesos de formación que se desarrollan a nivel nacional, lideradas por diferentes organizaciones, y con el apoyo de instituciones y fundaciones que apuestan por una forma diferente de ver y hacer la capacitación como un insumo clave en el desarrollo de la propuesta agroecológica.
En todos los casos se coincide en la necesidad de una pedagogía comunitaria y popular con metodologías diferentes, prácticas y liberadoras. Un modelo más vivencial, de respeto ante saberes tradicionales y de un diálogo respetuoso y constructivo entre lo ancestral y las nuevas tecnologías.
Días de campo, giras de intercambio, realización de prácticas, video foros, análisis de coyuntura, exposiciones, trabajos grupales, entre otras, son las principales herramientas pedagógicas que hacen parte de estos procesos de formación.
La interculturalidad, la visión de género, el dialogo generacional, el respeto, creatividad, autonomía y el amor y cuidado de la vida, son los ingredientes principales que caracterizan a las escuelas agroecológicas.
Amplios y diversos son los temas que se abordan en los encuentros, como la historia de la agricultura, el estudio de los impactos de la agricultura convencional y el modelo agroalimentario global, la soberanía alimentaria, biodiversidad, manejo agroecológico de suelos, etnoveterinaria, manejo agroecológico de cultivos, manejo agroecológico del agua, economía social y solidaria, comunicación popular, organización social, comunitaria y campesina, interculturalidad y cosmovisión, entre otros. Dichos ejes se desarrollan en prácticas adaptadas a las condiciones de cada territorio.
El consumo responsable como eje transveral, es parte de la agenda en las escuelas ya que todxs nos alimentamos diariamente, seamos o no, productores. En la mayoría de las sesiones se utilizan módulos interactivos de la campaña Que Rico Es, para fomentar el consumo de alimentos sanos, ricos y de nuestra tierra.
Se reflexiona sobre los graves problemas asociados al mal comer como las enfermedades no trasmisibles. Diabetes, hipertensión y obstrucciones cardiovasculares son la principal causa de muerte en Ecuador, y que sumado al sobre peso y la desnutrición le cuestan al país más 4.344 millones de dólares o un 4,3% del Producto Interno Bruto (PIB), según datos de un estudio realizado por CEPAL, el Ministerio coordinador de Desarrollo Docial y el Programa Mundial de Alimentos [PMA].
Practicar y reflexionar es una necesidad en las escuelas, asi como el comer diverso, colorido y natural. Aquí se reconoce que debemos reducir y rechazar el consumo de productos procesados industrialmente, así como defender nuestra salud al comer. Relacionarnos con la alimentación es un acto político para lograr en el país comer sano, rico y de nuestras tierra.
Texto y fotos: Eduar Pinzón